La Caída del Muro:

25 años de Unión en Alemania

El muro, símbolo en hormigón de la división de Berlín, Alemania y Europa

Por Noelia López.
La caída del que unos denominaron "muro de la vergüenza" y otros "muralla de protección antifascista" abrió el camino hace 25 años a la reunificación de Alemania y simbolizó para la posteridad el fin de la Guerra Fría. Los acuerdos entre las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial (EE.UU., URSS, Reino Unido y Francia) marcaron en 1949 la división del mundo en dos bloques y Alemania, que desencadenó la contienda y luego fue su gran perdedora, se convirtió en arquetipo de ese reparto.

La ciudad de Berlín quedó en el corazón de la República Democrática Alemania (RDA), bajo el control soviético, y fue dividida a su vez en cuatro sectores.

Según diversos estudios, la Alemania Oriental perdió una sexta parte de su población en sus primeros años de existencia por la masiva emigración de ciudadanos hacia el oeste.

Ya en 1952 el partido comunista de la RDA (SED) comenzó a blindar la frontera con la República Federal Alemania (RFA) y en la noche del 12 al 13 de agosto de 1961 decidió sellar la más porosa, la que separaba el sector comunista de Berlín de los sectores estadounidense, francés y británico.

Primero fue una alambrada y poco después un muro de más de 155 kilómetros que rodeó el Berlín oeste y lo convirtió durante 28 años en una isla y, al mismo tiempo, en un símbolo para el mundo occidental.

En junio de 1963, en plena Guerra Fría, el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, fue el primer jefe de Estado de una gran potencia que visitaba Berlín oeste y, ante el ayuntamiento del que era alcalde entonces Willy Brandt, pronunció su ya legendaria frase: "Ich bin ein Berliner" ("Soy un berlinés").

Queda también para la historia el discurso ante la Puerta de Brandeburgo del presidente Ronald Reagan en 1987: "Señor Gorbachov derribe el Muro. Señor Gorbachov, abra la puerta".

La Perestroika de Gorbachov en la URSS, como recordó este fin de semana la canciller, Angela Merkel, o su debilidad e incapacidad para sostener el régimen, como sostiene el excanciller Helmut Kohl, fueron uno de los factores clave en la caída del telón de acero.

El primer muro cayó ya en mayo de 1989, cuando Hungría comenzó a desmantelar la alambrada eléctrica que la separaba de Austria; pocas semanas después, decenas de miles de alemanes orientales utilizaron esa vía para llegar a Occidente y otros muchos decidieron ocupar las embajadas de la RFA en Budapest, Varsovia y Praga.

Los movimientos a favor de los derechos civiles comenzaron a cobrar visibilidad en la RDA, pasando de tímidas protestas a masivas manifestaciones que exigían reformas, al grito de "Wir sind das Volk" ("Nosotros somos el pueblo").

El pistoletazo de salida de los numerosos actos de homenaje organizados en este 25 aniversario comenzaron de hecho hace un mes en Leipzig, en recuerdo a las más de 70.000 personas que se sumaron a la marcha pacífica que el 9 de octubre recorrió las calles de esta ciudad del este.

"Aquí y ahora lo decimos bien alto y una vez más: sin el 9 de octubre no habría habido 9 de noviembre. Antes de la unidad, llegó la libertad", afirmó en los actos conmemorativos el presidente alemán y exdisidente de la RDA, Joachim Gauck.

Ante la presión popular, las incesantes manifestaciones y la fuga masiva de ciudadanos a Occidente el 18 de octubre de 1989 se ve obligado a abandonar todos su cargos el máximo mandatario de la RDA, Erich Honecker.

Pero la calle ya no era del Partido Socialista Unificado (SED); el 4 de noviembre Berlín oriental acogió la mayor manifestación de la historia de la RDA y cientos de miles de personas reclamaron pacíficamente libertad de opinión, reunión y prensa.

Las promesas del nuevo mandatario Egon Krenz de pasaportes y visados para viajar al extranjero no acabaron con las protestas y el 9 de noviembre de 1989, en una confusa rueda de prensa, el miembro del Politburó Günter Schabowski anunció que se concederían visados automáticos de salida a todos los ciudadanos que lo solicitaran.

A las 22.00 horas se abría el primer paso en la Bornholmer Strasse y esa misma noche miles de ciudadanos cruzaron el muro hacia el oeste sin visados ni pasaportes, ante una policía desbordada por la situación y sin instrucciones.

Después de 28 años, dos meses y 27 días, la frontera de hormigón armado desaparecía y comenzaba el proceso de reunificación de Alemania, que culminó el 3 de octubre de 1990 con el Tratado de Unidad, la disolución de la RDA y la incorporación de su territorio al de la República Federal de Alemania (RFA).

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Anécdotas

Carmen Medina

La española Carmen Medina había llegado a Berlín occidental en 1985 "por la vía del amor", pues se casó con un alemán, y trabajaba en la Embajada española en la República Democrática Alemana (RDA) cuando se cayó el muro. Recuerda estar en su casa, en la parte occidental, -"aunque trabajaba en la RDA vivía en Berlín occidental y cruzaba el muro cada día por el (puesto fronterizo de) Check Point Charlie"- cuando la cadena pública alemana ARD dio la noticia ese 9 de noviembre de 1989. "Se veía venir", asegura Medina, que tenía entonces 34 años. No obstante, reconoce también haber sentido "incredulidad" en un primer momento, pues "nadie contaba con que los acontecimientos se precipitarían con tal rapidez". No sintió miedo, continúa, más bien "una mezcla de entusiasmo, contagiado sobre todo por los amigos y familiares alemanes de ambas Alemanias, que celebraban poder vivir un momento histórico de tal magnitud y pacíficamente". Aunque cruzaba cada día la frontera para ir a trabajar y de regreso a casa, sí que le resultó "extraño que tras años de un férreo hermetismo en la frontera se pudieran pasar los puntos fronterizos sin mostrar documentación y sin ver a la Volkspolizei (el cuerpo de policía de la RDA) por todas partes", indica.

Jorge Luis García Vázquez

El cubano Jorge Luis García Vázquez, que llegó a la RDA en el 82 como traductor del Ministerio del Interior de su país, vivió la apertura de las fronteras de regreso en la capital cubana. "Yo me enteré por turistas alemanes, el 10 de noviembre a las 8.00 de la noche, me imagino que fue", recuerda el cubano, investigador independiente de los archivos de la Stasi y guía del museo-prisión Hohenschönhausen, donde él mismo estuvo detenido en 1987 por tratar de cruzar el muro. García Vázquez, que además de vivir en diversas ciudades de la RDA había visitado varios países de la Europa Orienta y la URSS, se encontraba paseando por La Habana colonial cuando escuchó a un grupo de turistas bávaros comentar que el muro se había caído. "Pensé que no era cierto, entonces les pregunté y me dijeron que sí, que todo se fue abajo y yo me quedé petrificado, casi no podía moverme. La primera pregunta que le hice fue 'cuántos muertos, cuántos mataron' y cuando me dijeron que a ninguno dije que era un milagro", cuenta. El cubano explica que fue detenido en el 87, dos años antes de la caída del muro, y enviado de vuelta a Cuba por tratar de huir, al no querer colaborar con la Stasi y la seguridad de Estado cubana. Según apunta, "sabía que algo iba a pasar". "Donde quiera, vi que el sistema estaba dando los últimos suspiros, económicamente ya no podía más, y políticamente la gente ya no creía en nada más. Pero yo nunca pensé que iba a ser algo tan pacífico, fue lo que me sorprendió a mí entonces", subraya.

Willi Schuette

Willi Schuette, oriundo de Boeckwitz, tenía 13 años cuando la localidad quedó dividida al término de la Segunda Guerra Mundial. En esos primeros años, antes de que se levantara alguna barrera, las personas cruzaban de un lado al otro fácilmente. Después de que la familia Schuette perdió su granja ante las autoridades de Alemania Oriental, decidió reubicarse en una aldea de Alemania Occidental a 25 kilómetros (15 millas) de distancia. Schuette recuerda que viajaba con regularidad a Zicherie para mirar al otro lado, hacia Boeckwitz, y tomar fotos de la vida en el este, hasta que una vez lo que miró por la lente de su cámara fue el cañón del fusil deun guardia fronterizo de Alemania Oriental. Salió huyendo. Pero a medida que el soldado también se retiraba, el fotógrafo giró sobre sí mismo y captó una imagen en blanco y negro. Tras la reunificación, las autoridades devolvieron las propiedades confiscadas a las familias Lenz y Schuette. Las fotos que Schuette tomó -incluida la del soldado que le apuntó- ahora forman parte de un museo que maneja en las tierras de su familia. "Si no conservamos algo como esto", afirmó, "entonces nadie sabría acerca de ello en la actualidad".

Friedrich-Wilhelm Lenz

Friedrich-Wilhelm Lenz era un niño pequeño cuando fue erigido el muro que partió en dos la granja de 75 hectáreas (185 acres) de su familia, e incluso dividió el establo y un restaurante que había en el lugar.Era 1952 y las autoridades de Alemania Oriental construían la barrera de madera que separaría a las ciudades hermanas de Zicherie, en el oeste capitalista, y Boeckwitz, en el este comunista. Ambas habían funcionado durante siglos como una sola ciudad -compartían mercados, escuelas y clubes sociales- y por mucho tiempo fueron lugar de la granja de la familia Lenz. Años antes de la caída del Muro de Berlín, hecho cuyo 25to aniversario se cumple el domingo, Alemania Oriental había comenzado a sellar su principal frontera con Alemania Occidental, un tramo de casi 1.400 kilómetros (870 millas) que separó a comunidades, amigos e incluso familias. La familia Lenz resintió duramente el trauma de la división. Las autoridades de Alemania Oriental confiscaron la propiedad y los obligaron a reubicarse en otra localidad en el lado comunista de la frontera. La opción no fue de su agrado y en 1960 pudieron mudarse a la parte de su propiedad que permanecía en Zicherie. Sin embargo, dejaron a la hermana mayor de Friedrich-Wilhelm, Anneliese, con una tía para que terminara la secundaria y después la menor se reuniría con la familia.

Fue un error trágico. En 1961, Alemania Oriental construyó el Muro de Berlín para contener el éxodo de sus ciudadanos y separó a la familia. Eso también convirtió la división entre el este y el oeste, que todavía era relativamente porosa, en una Cortina de Hierro total. "Nosotros estábamos aquí y mi hermana en el este", recordó Lenz, hoy de 64 años. "Fue un golpe brutal y duro para nosotros". En un hecho representativo de la suerte que les esperaría si intentaban traer a Anneliese, guardias de Alemania Oriental mataron a tiros al periodista Kurt Lichtenstein en la frontera cerca de Boeckwitz y Zicherie mientras trabajaba en un artículo sobre la división de Alemania en octubre de 1961. Liechtenstein fue una de las entre 700 y 800 personas que perdieron la vida en la frontera durante la Guerra Fría. En el transcurso de los años, la barrera entre Boeckwitz y Sicherie fue reforzada, primero con malla de acero y alambre de púas y luego, en 1979, con un muro alto de concreto provisto de una torre de vigilancia y una porción minada a lo largo. No fue sino hasta 1986 -un cuarto de siglo después de la separación- en que se le permitió a Anneliese que se reuniera con su familia en el oeste.

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